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El equipo del programa Can’t Wait to Learn, uno de los dos ganadores del Premio Yidan este año, ejemplifica cómo la tecnología puede transformar la educación en áreas de escasos recursos al crear conjuntamente contenido de aprendizaje personalizado con los estudiantes. Los profesores Mark Jordans, Marwa Zahr, Luke Stannard y el resto del equipo de la organización humanitaria internacional War Child Alliance fueron reconocidos por sus esfuerzos para ampliar el acceso a la educación de más de 205.000 niños marginados.
Sus logros ofrecen dos lecciones importantes para los educadores locales. El éxito de Can’t Wait to Learn proviene en gran medida de su alineación con los planes de estudio locales, lo que garantiza que la tecnología mejore, en lugar de interrumpir, los caminos educativos. Por ejemplo, en Uganda, los niños desplazados han podido alcanzar su nivel de edad y obtener calificaciones reconocidas a través de juegos educativos en tabletas, un método que integra perfectamente el aprendizaje con la tecnología.
La segunda lección destaca la importancia de los datos en la innovación educativa. Bajo el liderazgo de Jordan, el equipo No puedo esperar para aprender ha utilizado una extensa recopilación de datos para demostrar la efectividad de sus intervenciones, y las investigaciones muestran que las niñas aprenden mejor que los niños usando la tecnología en Chad.